jueves, 13 de octubre de 2011

Luego de noches de rumba, decidio recorrer las calles de Camboriú, esas olvidadas, esas escondidas, esas que solo se conocian por rumores. Espero una hora para poder salir del hotel, sin que ninguna de sus compañeras notara su ausencia. Bajo por las calles y camino sin destino alguno, hasta encontrarse con el hermoso mar. Bajo a la arena y se sento, resultaba bien su deduccion, casi era fin de mes y aun no lloraba su segunda vez, eso era lo que se estaba permitido, no mas, no menos. Se veria en la obligacion de llorar acaso? Dificil para ella, pues sabia que era uno de "esos dias", en los que se recuerda. Recorrio la orilla dejandose ver por aquellos que pasaban esa noche, algunos borrachos y otros en una peor situacion que ella. Se sento a escuchar los ruidos de esa agitada ciudad, hasta que se hicieron tan ensordecedores que llego al silencio mas perfecto. 
Saco un cigarrilo y se recosto en la arena para admirar a las estrellas, ellas lo sabian todo, siempre la habian acompañado, en lo mejores y peores momentos. Durante esos 10 minutos penso que si su compañero estuviese alli, no se sentiria tan vacia. Es curioso, sonrio. Nadie podria entenderlo, ni ella misma, ni él; el cariño enorme que se tiene a alguien sin saber por qué, de un dia para otro, algo tan intenso, tan fugaz, tan doloroso y sufrido ... sin embargo, fue él el elegido para esa noche. Al final, era lo que siempre pasaba.
Recordo los momentos junto a el, la manera en que reía, somo se reía, sus gestos, sus mañas, como lloraba, sus ojos cuando estaba enojado, y sus gorditas manos que nunca le fallaron con un abrazo. Contemplo el mar una vez más entonces, como si una brisa se lo dijera se dio cuenta que era 6 de agosto, solo 1 dia para su cumpleaños.
¿Que iba a hacer ahora? Lo amaba, lo queria, le tenia un cariño enorme, el era su amigo, su fiel acompañante, y no soportaba la idea de volver a aquel lugar luego de 6 meses a ver su cara, sus ojos y sentir sus abrazos, no podria, tendria que callar una vez mas.